Monasterio de Santa María de Valbuena

  • Fundación Las Edades del Hombre
  • Después de una intensa restauración, el Monasterio de Santa María de Valbuena se ha convertido, desde el año 2002, en la sede permanente de la Fundación Las Edades del Hombre. En ella se ubican las oficinas y los talleres de restauración, destacando especialmente por la buena conservación de todo el conjunto monástico.

    El monasterio, fundado en el siglo XII, está abierto al público durante todo el año (ver horarios), a lo largo de la visita se puede disfrutar de su espectacular claustro, la magnífica iglesia, la capilla funeraria con pinturas góticas, así como la cocina, el refectorio y la sala de trabajos, estancias estas últimas que se emplean para la realización de exposiciones temporales.

     

    Visita la Web de La Fundación Las Edades del Hombre

    www.lasedades.es

     

    Horarios de visita:

    Del 1 de abril al 30 de septiembre:
    Lunes cerrado
    Martes a sábado y festivos: 10.15 - 13.45 / 16.00 - 19.45
    Domingo: 10.15 - 13.45
    Del 1 de octubre al 31 de marzo:
    Lunes cerrado
    Martes a sábado: 10.15 - 13.45 / 15.00 - 18.45
    Domingo: 10.15 - 13.45
    Del 25 de diciembre al 1 de enero, ambos incluídos, el Monasterio permanecerá cerrado.
     

    Monasterio:

    Perfecta muestra de la austeridad del Císter, fue fundado en 1143 por doña Estefanía de Armengol, hija del V Conde de Urgel y nieta del Conde Pedro Ansúrez, constituye uno de los conjuntos cistercienses mejor conservados de Europa. Su sobriedad, que nos traslada al siglo XII, es patente en la pureza de líneas de la iglesia, en el claustro bajo, ejemplo de la transición del románico al gótico, y en las estancias anejas a este. Sobresale la sala de trabajos cuya armonía de líneas alcanza la perfección geométrica. El siglo XIII nos acerca a la Capilla de San Pedro, en la que destacan sus frescos, admirable ejemplo del gótico lineal en Castilla. La austeridad va dando paso a la ornamentación, con el levantamiento del claustro alto durante el siglo XVI. Gregorio Fernández, en el siglo XVII, nos dejó su huella en la iglesia en dos relieves de gran calidad que representan la Sagrada Familia y la Lactación de San Bernardo.