Martirio de San Sebastián
Considerada como una de las primeras obras que el Greco pintara en España con claros signos todavía italianizantes, esta obra fue donada al templo palentino por el deán de la catedral de Toledo, D. Diego de Castilla. Nos puede sorprender la limpidez de la representativa del santo, dibujado directamente con el pincel, sin desproporciones ni irregularidades, sin borrones, con absoluto dominio de la anatomía. Así mismo llama nuestra atención el estado transfigurado del santo, mostrándosenos en ascenso hacia la Gloria. Se deja notar toda la carnación del cuerpo del santo, con tonalidades limpias, dejándose aparecer las naturales sombras y luces de tránsito en sus contrastes lumínicos. Todo el cuadro se nos muestra en una agradable unificación tonal, podemos observar el intenso azul espiritual que envuelve la cabeza del santo, como símbolo celestial y de sabiduría.