San Isidro Labrador
La fama de los milagros de San Isidro se propaga desde finales del siglo XIII; sin embargo, la gran difusión de su culto es muy posterior. Elevado a los altares en la célebre canonización múltiple de marzo de 1622, desde entonces, sus representaciones se repiten con muy pocas variantes iconográficas, vestido de labriego, con barba y pelo largo hasta los hombros, portando en sus manos algunos de los aperos propios de su oficio.
Esta escultura de San Isidro, realizada hacia 1752, está considerada como una de las obras más personales de Luis Salvador Carmona. El porte esbelto y elegante y la minuciosidad de la talla que llega a todos los pormenores, no dejan lugar a dudas respecto a su intervención directa, que, en este caso, logra una de sus creaciones más destacadas.