San Andrés
San Andrés, nacido del taller de Ribera hacia 1630, se presenta como un viejo pescador, su carne enjuta y envejecida se convierte en testimonio de meditación y penitencia.
Sus ojos se dirigen a lo alto, lugar de donde procede la inspiración. El pez, junto con la cruz aspada y el libro–relativos a su origen como pescador, martirio, y misión evangelizadora–, singularizan al apóstol.
La calidad de las composiciones del maestro y el dinamismo de su taller durante la década de 1630 permitió satisfacer una importante demanda al amparo de las relaciones diplomáticas y comerciales del Virreinato de Nápoles. Probablemente en ese contexto pueda situarse la llegada del lienzo a la catedral de Ávila, dados sus vínculos con D. Antonio Dávila y Osorio, virrey de Nápoles de 1672 a 1675.