Un viático en el Baztan
El autor de esta obra, Javier Ciga, es considerado una figura fundamental del panorama pictórico navarro de la primera mitad del siglo XX, su obra hunde sus raíces en el Romanticismo y en el Realismo; del primero tomará su amor a la tierra y a las gentes que inspiraron su obra, del segundo su obsesión por plasmar la realidad y llegar a la perfección, superando el academicismo.
El lienzo recoge el momento en el que el cortejo de mujeres enlutadas provistas de cirios, junto con el párroco y el monaguillo, se disponen a entrar en la casa del enfermo para administrar los santos óleos y últimos sacramentos, culminando con la Eucaristía.
Destaca la destreza de Ciga a la hora de jugar con los contrastes, como se puede observar en la conjunción entre masas y vacíos producidas por dos grupos de personajes separados por un gran vacío, así como por el contraste de colores, donde el predominio de los negros y los pardos queda marcado por el intenso rojo de la indumentaria del monaguillo.