Santo Cristo del Milagro

Responde a la factura románica de Cristo de cuatro clavos, sin expresión de dolor, brazos horizontales y paño de pureza anudado a la cintura alcanzando las rodillas, pero en el siglo XIII fue modificada la forma de la cabeza, hasta entonces recta, inclinándola levemente.
Esta modificación responde al milagro que le da nombre. El 21 de diciembre de 1272 un gallo se posó sobre la imagen; un intrépido sacristán que contempla la escena, decide espantarlo lanzando una piedra. Esta impactó en la cabeza dañando la escultura y provocando que cobrara vida al comenzar a brotar sangre. Sobre una columna de mármol, un gallo recuerda este acontecimiento y un fino reguero de sangre recorre rostro y torso fruto de la herida infligida por el sacristán.