Ecce Homo
Procede de la ermita del Cristo, si bien, inicialmente estuvo en el convento de San Agustín.
La figura tendría en origen una columna en su lado derecho, como denota su pose y la laguna volumétrica localizada en la base. De hecho, resulta palpable su paralelismo con otras obras de Siloe bajo la temática Cristo atado a la columna, como las dos conservadas en el retablo de la capilla mayor de los Condestables de la catedral de Burgos y en el museo de la misma, respectivamente. Sin embargo, la representación de Dueñas alcanza unos niveles de calidad difícilmente superables merced a la finura que despliega en el movimiento, con un elegante contraposto, la exquisitez en el tratamiento de las telas y la expresión de un rostro cargado de dolor contenido.