Cristo atado a la columna
La ubicación inicial de esta pieza en la Catedral de Burgos fue la Capilla del Santo Sepulcro, lugar en el que en 1525 se instaló una Cofradía con esa advocación. Esto motivó que fuera el referente para esos cofrades que celebraban procesiones en las que estaban obligados a disciplinarse, y, probablemente, fue utilizada como paso procesional, siendo, por tanto, uno de los más tempranos llegados hasta nuestros días.
Su talla, tratada con gran delicadeza, posee un movimiento en las extremidades que la enriquece con múltiples puntos de vista.
La anatomía tratada de un modo heroizante implicando, por tanto, el uso del desnudo, en la que apenas ha hecho mella la Pasión, es una de las más importantes aportaciones que hizo Diego de Siloe a la escultura española renacentista.