Ecce Homo

En origen esta imagen se encontraba en la iglesia parroquial de San Nicolás. Representa a Cristo de tamaño natural como Ecce Homo, de pie, con los brazos cruzados sobre el pecho y paño de pureza de tela encolada anudado a la derecha. Tiene un rostro tremendamente expresivo con la mirada dirigida hacia lo alto y la boca entreabierta que permite ver los dientes. Se trata de una figura elegante y clásica cuya anatomía está perfectamente trabajada. A ello se suma una magnífica policromía que hoy puede verse en todo su esplendor después de que fueran retirados los repintes que la cubrían.
Gregorio Fernández trabajó la pieza en todo su conjunto lo que indica que su pretensión fue que pudiera ser contemplada en todo su perímetro.