Ecce Homo / Dolorosa
Concebidas para ser contempladas juntas, constituyen una de las tipologías más repetidas y afamadas de su escultor, Pedro de Mena.
Son piezas destinadas a un oratorio, bien privado o conventual, que dado su formato reducido y liviano peso son fáciles de ser transportadas. Dedicadas a la devoción acrecientan su realidad con la utilización de añadidos tales como ojos de cristal, pestañas de pelo pegado, dientes de pasta o lágrimas.
Magistral es el tratamiento que el escultor hace de las telas, consiguiendo unas láminas tan finas de madera que asemejan al espesor real de las mismas.
Profunda desolación pero lleno de belleza humana es el rostro de Cristo, serena, pero apesadumbrada es la imagen de la Virgen que contempla y asume llorosa el destino de su Hijo.